Los derrames cerebrales son los responsables de la muerte de al menos cinco millones de personas en todo el mundo cada año y de la discapacidad de muchos otros. En la Argentina se produce un ACV cada cuatro minutos. Si actuás ahora, hay mucho que podés hacer para detener un accidente cerebrovascular antes de que ocurra.
Que debemos saber:
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Estrategias clave para la prevención
1. Reducí tu presión arterial.
Si tu presión arterial es superior a 120/80, el riesgo de
padecer un derrame cerebral es significativamente mayor que el de una persona
con una presión arterial más baja. ¿Por qué? La sangre se mueve más rápido a
través de las arterias y las venas, y este ritmo precipitado representa una
triple amenaza. Daña los vasos sanguíneos del cerebro y de las arterias
carótidas del cuello que suministran sangre con oxígeno vital a las células
cerebrales. También crea protuberancias en estas arterias, que pueden sufrir
rupturas, y puede hacer que las arterias se engrosen hasta cerrarse por
completo. Por cada 5 puntos que reduzcas tu presión arterial disminuirás el
riesgo de un ACV en un 42 por ciento o más. La estrategia funciona a cualquier
edad. Quizás ni siquiera sea necesario que tomes un medicamento para alcanzar
un nivel óptimo. Si tu presión sistólica está entre 120 y 139, o si tu presión
arterial diastólica oscila entre 80 y 89, tenés prehipertensión y muy buenas
posibilidades de reducir tu presión si adelgazás, hacés ejercicio y seguís una
dieta saludable con poca sal y muchas frutas, verduras y lácteos descremados.
2. Reducí el colesterol malo.
Tener demasiado colesterol LDL dañino en el torrente
sanguíneo inicia el proceso que lleva al desarrollo de vetas grasosas y espesas
de placa dentro de las paredes arteriales, incluidas las fundamentales arterias
carótidas que irrigan el cerebro. Estas arterias pueden volverse tan estrechas
con el tiempo que hasta el coágulo más pequeño puede obstruirlas. Reducir el
LDL con una alimentación baja en grasas más un medicamento con estatinas reduce
esta peligrosa placa y protege el cerebro. La mejor estrategia pare
reducir el LDL: comenzá con una dieta baja en grasas saturadas y rica en
frutas, verduras, granos integrales y productos lácteos descremados. Disminuí
el consumo de carnes rojas grasas, helado y productos lácteos enteros como el
queso. Bajá de peso… ¡Y hacé ejercicio! Si tus niveles siguen altos (un nivel
de LDL ideal debe ser menor a 100 mg/dl; más bajo todavía, 70 mg/dl, si tenés
diabetes o antecedentes de enfermedades cardíacas), preguntá a tu médico si debés
comenzar a tomar un medicamento con estatinas. Si ya tuviste un accidente
cerebrovascular, tomar este medicamento puede ayudarte a reducir en un 16 por
ciento el riesgo de tener un segundo derrame.
3. Ejercitate diariamente y comé nueces.
Estas estrategias pueden elevar los niveles del colesterol
HDL, el colesterol bueno que elimina el LDL del torrente sanguíneo. El nivel
mínimo de HDL saludable para las mujeres es de 50 mg/dl y para los hombres, de
40 mg/dl. Pero, si es más alto, será mejor para el cerebro.
4. Evitá las hamburguesas y la cerveza.
Hace poco tiempo, los expertos descubrieron que los
triglicéridos, otro tipo de grasa corporal, son muy peligrosos para el cerebro.
Una lectura de triglicéridos saludables debe estar por debajo de 150 mg/dl. Para
controlar los triglicéridos, perdé peso y evitá las bebidas alcohólicas; optá
por pescado asado u horneado en lugar de hamburguesas; y usá aceite de canola y
de oliva para reemplazar la manteca. También es importante reducir el consumo
de carbohidratos refinados (que se encuentran en el pan blanco, los dulces, los
productos de copetín y las bebidas azucaradas).
5. Dejá de fumar.
Fumar tan solo 10 cigarrillos por día aumenta el riesgo de
tener un derrame cerebral en un 90 por ciento, aun si los niveles de colesterol
y presión arterial son bajos. La nicotina, el monóxido de carbono y un cóctel
de otros químicos presentes cuando se quema tabaco endurecen las arterias,
acumulan más placa dentro de las paredes arteriales y hacen que la sangre tome
una consistencia más pegajosa y más propensa a formar coágulos. Dejá de fumar
hoy mismo y tu riesgo de un accidente cerebrovascular comenzará a disminuir de
inmediato; en apenas cinco años su riesgo será igual al de una persona que
nunca fumó.
6. Controlá los latidos del corazón.
La fibrilación auricular (FA), cuando las cámaras superiores
del corazón tiemblan en lugar de latir de manera firme y constante, cuadriplica
el riesgo de desarrollar un accidente cerebrovascular. Afecta a 1 de cada 25
personas de más de 65 años y a 1 de cada 10 personas de más de 80 años. Una FA
permite que la sangre se acumule en el corazón y forme coágulos; un latido
cardíaco fuerte puede lanzar un coágulo hacia el cerebro y provocar un derrame
cerebral. Si tenés más de 65 años, pedile a tu médico que evalúe su riesgo de
tener fibrilación auricular. Simplemente controlar el pulso y auscultar los
latidos del corazón puede ser suficiente, aunque es posible que necesite un
examen sencillo y de bajo costo llamado electrocardiograma (conocido como ECG).
7. Tomá una dosis baja de aspirina todos los días.
Si ya has tenido un accidente cerebrovascular o si sos una
mujer con un alto riesgo de tener un derrame, tomar un comprimido de aspirina
de baja dosis todos los días podría proteger tu cerebro. Preguntale a tu médico
si el tratamiento con dosis bajas de aspirina sería apropiado para vos.